El gozo de la obediencia

Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en voso­tros, y vuestro gozo sea cumplido. Juan 15:10,11.

Permanecer es un verbo que denota seguridad. No es fácil “permanecer”, cuando se vive en un mundo de fluctuaciones. El versículo de hoy habla del gozo que proporciona la obediencia. “Para que mi gozo esté en vosotros”, dice Jesús. ¿Cuándo estará el gozo de Jesús en nosotros? Cuando lo obedez­camos. ¡Así de simple!, sin complicaciones. Pero, muchos piensan que los Mandamientos del Señor están allí para crear problemas; para quitarnos la libertad y ser un fardo horrible de cargar. Por el contrario, Jesús enseña que la obediencia a sus Mandamientos hace que nuestro gozo sea cumplido.


Veamos por qué la obediencia produce gozo. El ser humano fue crea­do, originalmente, para obedecer. Su naturaleza original, en la Creación, era obediente. Después de la entrada del pecado, la humanidad adquirió la naturaleza desobediente. Pero, en lo profundo, el ser humano se deleita en hacer la voluntad de Dios; obedecer le produce gozo.


La naturaleza pecaminosa lo lleva por los caminos de la desobediencia, pero le trae el peso de la culpa; el fardo atormentador de saberse rebelde; el instinto de muerte que el pecado trae consigo. No hay cómo el hombre o la mujer puedan ser felices contrariando la voluntad de Dios.

Haz de este día un día de obediencia. Aunque a tu alrededor las perso­nas filosofeen, discutan y argumenten con intención de demostrar que no es necesario obedecer, permite que el Espíritu de Dios te guíe por las sendas del bien. No creas en tus instintos ni en tus inclinaciones naturales; Dios te confió su Palabra. La Biblia es el mapa que te conducirá a la vida eterna; es la luz que te alumbrará, para que tus pies no tropiecen; es la fuente de sabi­duría, para ayudarte a tomar las decisiones correctas en las encrucijadas del camino.


Y recuerda la promesa divina: “Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido”

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