Amor perdurable

Lectura: 1 Corintios 13:1-8

Al igual que muchas personas, disfruto de las imágenes que aparecen en la página web de Google en los días especiales y festivos. En el último día de San Valentín, había un dibujo que mostraba a una pareja de ancianos —un hombre con un bastón y una mujer de cabellos blancos— caminando de la mano mientras la mujer sostenía dos globos con forma de corazón. Era un bello recordatorio de que, si bien nuestra cultura glorifica el romance juvenil, el verdadero amor tiene muchas etapas durante nuestro peregrinaje por la vida.

El gran ensayo de Pablo en 1 Corintios 13 celebra la profundidad y la tenacidad del amor que nos lleva más allá del interés en nosotros mismos y el simple afecto. «El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser» (vv. 4-8).

Brian Wren ha captado esta realidad en su conmovedor himno, «When Love Is Found» («Cuando se encuentra el amor»):

Cuando el amor es puesto a prueba al ver que los que amamos han cambiado, se aferra a la esperanza aunque todo parezca extraño, hasta que vuelva la calma, y el amor se haga sabio por medio de oídos atentos y ojos abiertos.

Cuando nuestros compromisos sean puestos a prueba por los fuegos de la vida, sin importar las dificultades que enfrentemos, que Dios nos conceda una experiencia mayor de Su amor perdurable y la gracia para demostrarlo cada día. —

El amor de Dios es un tejido que jamás se gasta, sin importar cuán a menudo se lave en las aguas de la adversidad.

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