«El jefe adorado de toda su familia»

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Imagen por blueandyou.photography

«Don Juan Rafael Mora nació el año de 1814. Fueron sus padres don Camilo Mora y doña Ana Benita Porras, ciudadanos acomodados; pero este último honrado patricio, debido a su absoluta buena fe en el comercio, murió casi insolvente, dejando sin recursos a una numerosa familia, compuesta, además del hijo mayor, que lo era don Juan Rafael; de don José Joaquín, que después fue general en jefe de los ejércitos centroamericanos en Rivas; de don Miguel, y de siete mujeres, todas acostumbradas a una vida holgada y confortable. Veintiún años tenía don Juan Rafael Mora cuando perdió a su padre, y aquí comienza a exhibir el futuro presidente una de tantas virtudes que lo hicieron tan querido y popular. El joven comerciante había logrado acumular… una mediana fortuna. Así es que la sorpresa de los acreedores del difunto don Camilo fue grande cuando se presentó el ado­lescente don Juanito (que así se lo comenzaba a llamar) en la reunión que para dividirse los bienes de su deudor celebraban, y les manifestó que él venía a pagar todas las deudas del difunto…. En efecto, satisfizo al contado lo que pudo, y lo que no, lo arregló a plazos, constituyéndose único deudor y dando brillantes garantías.

»Desde ese momento el joven Mora fue el jefe adorado de toda su familia. A fuerza de trabajo ímprobo, y favorecido por la fortuna, pronto llegó a ser uno de los hombres más ricos del país….

»[Ya que] había jurado hacer las veces de padre, no sólo de sus nueve hermanos, sino aun de los hijos de esos hermanos, … el generoso joven, que no se cansaba de hacer sacrificios por los suyos, [recogió, alimentó y educó al] que estas líneas escribe, que era hijo de doña Mercedes Mora, la mayor de las hermanas, que murió a la edad temprana de diecinueve años… dejando tres hijos pobres y desvalidos, pues ya eran huérfanos de padre…. Cumpliendo el juramento que había hecho de no casarse, para no dar una madrastra a sus protegidos, y que sólo formaría una nueva familia cuando hubiera establecido a todas sus hermanas, [don Juan Rafael] permaneció soltero [hasta] 1847 [cuando ya] todos sus hijos e hijas adoptivos (con excepción de una, que era paralítica) se habían casado bien. Por tal razón, satisfizo ese año los impulsos de su corazón, enlazándose con la buena, instruida y entonces bella joven doña Inés Aguilar y Coeto, hija del ex-Presidente de Costa Rica don Manuel Aguilar.»1

Así le rinde un afectuoso homenaje familiar don Manuel Argüello Mora, escritor, educador y magistrado de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica, a su tío don Juan Rafael Mora Porras, que llegó a ser Presidente de la República. Quiera Dios que influya en nosotros tal como, al parecer, influyó en aquel primer mandatario el siguiente consejo del apóstol Pablo a Timoteo, su hijo espiritual: «Reconoce debidamente a las viudas que de veras están desamparadas. Pero si una viuda tiene hijos o nietos, que éstos aprendan primero a cumplir sus obligaciones con su propia familia y correspondan así a sus padres y abuelos, porque eso agrada a Dios.»2

Carlos Rey
Un Mensaje a la Conciencia
www.conciencia.net


1Manuel Argüello Mora, Obras literarias e históricas, 1a . ed. (San José, Costa Rica: Editorial Costa Rica, 1963), pp. 21-23.
21Ti 5:3-4

Un Mensaje a la Conciencia

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