HONRAR LA VEJEZ

Honrar la vejez

¿Puede acaso gobernar quien detesta la justicia? (Job 34:17).

Honrar a los padres también significa confortarlos y apoyarlos en su vejez. Los padres generalmente se sacrifican para que sus hijos puedan triunfar en la vida. Es solo un gesto de justicia elemental, no digamos de amor y cariño, que los hijos, cuando puedan, ayudar y apoyen a sus padres si están necesitados. Se nos dice: “Hijos, permitid que vuestros padres achacosos e incapaces de cuidarse a sí mismos vean sus últimos días colmados de contentamiento, paz y amor. Por amor a Cristo, mientras descienden a la tumba, reciban de vosotros tan solo palabras de bondad, amor y perdón” (El hogar cristiano, p. 330).

Obviamente, el quinto mandamiento, como todos los demás, contiene un principio que tiene muchas aplicaciones en la vida practica: “El quinto mandamiento no solo requiere que los hijos sean respetuosos, sumisos y obedientes a sus padres, sino que también los amen y sean tiernos con ellos, que alivien sus cuidados, que escuden su reputación y que les ayuden y consuelen en su vejez. También encarga sean considerados con los ministros y gobernantes, y con todo aquellos en quienes Dios ha delegado autoridad” (Patriarcas y Profetas, p. 316).

Sin embargo, todo esto no quiere decir que debemos obediencia ciega a nuestros padres o autoridades. Hay padres que merecen ser desobedecidos, ay autoridades que deben ser confrontadas. Cuando los padres y autoridades exigen de sus hijos o ciudadanos algo que está en conflicto con la ley de Dios, no deben ser obedecidos. Los que ejercen autoridad, también tienen la responsabilidad de actuar con justicia y de acuerdo a lo que Dios requiere. «Está incluido en el espíritu de este mandamiento el pensamiento de que los que gobiernan en el hogar y fuera de él debieran conducirse de tal manera que sean siempre dignos del respeto y de la obediencia de quienes dependen de ellos (Efe. 6: 4, 9; Col. 3: 21; 4: 1)» (Comentario bíblico adventista, t. 1, p. 617).

Recordemos: «No hay en este mundo mejor recomendación para un hijo que el haber honrado a sus padres, ni mejor anotación en los libros del cielo que aquella donde se consigna que amó y honró a su padre y a su madre» (El hogar cristiano, p. 329).

Que Dios te bendiga,

Julio, 06 2010

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