«La más grande hazaña del fútbol boliviano» (3a. parte)
Imagen por dyozlin
Camino al Mundial de Estados Unidos 1994, la Selección Nacional de Fútbol de Bolivia tuvo que enfrentar dos veces al temible Brasil. «“En el partido en La Paz, fuimos superiores [—afirma el capitán boliviano Carlos Borja en una entrevista que Ángela Carrasco les hizo a él y a sus compañeros de equipo William Ramallo, Milton Melgar y Luis Héctor Cristaldo 24 años más tarde—]. El arquero [de Brasil] Taffarel tapó todas, y lo que parecía una pelota inofensiva se [convirtió] en gol. Para nosotros eso fue justicia divina [—recuerda Borja sonriendo—]. Luego vino el segundo gol, y así Brasil perdió su invicto después de 50 años. Fue un revés muy grande para ellos y… un incentivo [muy] grande para nosotros…. ¡Éramos invencibles, los mejores! Luego aprendí la lección de lo que pasa cuando uno se agranda, ya que a la vuelta [en Brasil] nos golearon. Los subestimamos”, [confiesa el capitán] entre bromas.
»El partido más importante de todo ese proceso premundialista [se jugó] el 19 de septiembre de 1993. El rival: Ecuador, [un rival duro]. El lugar: el increíble estadio Isidro Romero de Guayaquil. Ecuador [ya no podía clasificar], motivo por el cual los cerca de tres mil hinchas en graderías eran bolivianos…. [Y sin embargo] fue uno de los [partidos] más difíciles, según la prensa deportiva de ese momento.
»El gol de la Verde [de Bolivia llegó] a los 46 [minutos] del primer tiempo [—narra la periodista boliviana—]…. Es el tanto más importante anotado en una Eliminatoria por un jugador boliviano, que quedó marcado para siempre con el grito de «¡Mi Bolivia!» de Toto Arévalo….
»“Tuve la suerte de marcar [ese] gol… y… de ser el goleador de esa Eliminatoria… —recuerda Ramallo—. Sin embargo, el profe [Azkargorta]… hizo un cambio: Me sacó [a mí] y metió a Etcheverry al campo. Yo estaba molesto, y me fui al camerino. Yo quería [jugar hasta que terminara el] partido. [Sonó] el pitazo final, [bajó] el utilero y me [dijo]: ‘… ¡Lo logramos!’ Quedé anonadado y salí. ¡Habíamos clasificado! Lloré y festejé con mis compañeros.”
»“… La vuelta en [el] avión… fue inolvidable”, recuerda… Borja. “Todos los… de la delegación… vinimos festejando… [incluso] los pilotos… y las azafatas”, agrega Ramallo.
»… Ya en La Paz a la 01.00 de la madrugada el público los recibió como héroes —escribe Ángela Carrasco—. Los jugadores tardaron horas en bajar del aeropuerto por la Autopista, e incluso [tardaron] en la plaza de San Pedro, donde se hospedaron y donde se armó otra fiesta con la gente que esperaba a que los jugadores los [saludaran] desde el balcón. No se hablaba más que de fútbol en todo el país.
»Una vez clasificados al Mundial, los seleccionados volvieron al Centro de Alto Rendimiento en España. “Esta vez las condiciones eran mejores —cuenta entre risas Borja—. La Federación ya tenía plata, y ahora [teníamos cada uno su propio cuarto con televisor], ¡todo muy diferente! En cuanto a condiciones y la preparación, fue la misma. Estábamos listos para el Mundial”», concluye Borja.1 Pero no olvidemos que Borja primero tuvo que aprender la lección que enseñó Jesucristo: que el que a sí mismo se engrandece será humillado.2
Carlos Rey
Un Mensaje a la Conciencia
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1 | Ángela Carrasco, «Una Selección bendecida por Dios: A 24 años de la más grande hazaña del fútbol boliviano», Periódico Urgente.bo, La Paz, 29 septiembre 2017 <https://urgente.bo/noticia/una-selecci%C3%B3n-bendecida-por-dios-24-a%C3% B1os-de-la-m%C3%A1s-grande-haza%C3%B1a-del-f%C3%BAtbol-boliviano> En línea 19 marzo 2022; Ricardo Mercado, «El vuelo del cóndor: la gesta de Bolivia en 1993», Editorial Puskas, La Paz, 12 noviembre 2020 <https://editorialpuskas.com/el-vuelo-del-condor-la-gesta-de-bolivia-en-1993> En línea 19 marzo 2022. |
2 | Mt 23:12; Lc 14:11 |