«Me siento miserable» por el vicio de la marihuana

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Imagen por andre.nmedeiros

En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue:

«Desde los quince años fumo marihuana. A los veinticinco años acepté a Jesucristo [como mi Salvador y Señor], y mi vida cambió; pero por algún motivo, al año y medio de haber dejado la marihuana, volví a caer en ese vicio. Desde entonces no he logrado dejarlo…. Trato y trato, y no puedo. Lo he mantenido en secreto…. Asisto a la iglesia normalmente, pero me siento miserable con este pecado continuo. Me siento frustrado.»

Este es el consejo que le dio mi esposa:

«Estimado amigo:

»Muchas personas sostienen que la marihuana no es adictiva…. Pero el caso suyo es evidencia de lo contrario. Usted no ha podido dejarla, a pesar de seguir tratando de lograrlo. Ese es el significado de adicción.

»Debido a que es un vicio, puede compararse con la adicción al alcohol, al cigarrillo, a los juegos de azar, a morderse las uñas y aun a decir mentira. Todos esos son hábitos dañinos que son difíciles de dejar, causados por estímulos químicos en nuestro cerebro cuando los practicamos. Le animo a que lea el Caso 7 en www.conciencia.net a fin de aprender un poco acerca de cómo los malos hábitos modifican nuestro cerebro, lo cual a su vez hace que sea más difícil dejarlos.

»Lo felicitamos por arrepentirse de lo que ha hecho y por querer cambiar. Usted teme que los que asisten a la iglesia no lo aceptarían si se enteraran de su secreto. Si lee el Caso 609 en www.conciencia.net, comprenderá que la iglesia es más bien un hospital para pecadores y no un club para personas santas….

»Tal vez no lo haya pensado de la siguiente manera, pero todos en la iglesia sin excepción son pecadores y no santos. Todos han quebrantado las leyes divinas. Algunos ya han vencido sus propias tentaciones, pero otros no. Muchos de éstos están librando una lucha en silencio, tal y como está luchando usted.

»Los que, al igual que usted, asisten a la iglesia y aún así tienen la tendencia o sienten la tentación de pecar no son hipócritas. Los hipócritas son los que se hacen pasar por santos mientras ocultan su pecado de todos los demás.

»Por eso, cuéntele a un amigo de confianza que tiene madurez y asiste a la iglesia acerca de la lucha que usted está librando. Pídale que ore por usted y que le pregunte con frecuencia cómo está progresando en su meta de dejar atrás la marihuana…. Saque de los rincones oscuros ese secreto, y deje que lo alumbre la luz de Cristo.

»Si alguien decide que usted no está en condiciones de enseñar… en la iglesia debido a esas tentaciones, acepte con humildad la decisión como un desafío para vencer en el futuro. En cualquier momento en que alguien lo juzgue con severidad, recuerde que Jesús enseñó que “el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”.»1

Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo se puede leer si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 764.

Carlos Rey
Un Mensaje a la Conciencia
www.conciencia.net


1Mt 23:12

Un Mensaje a la Conciencia

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