Nada lo podrá detener
Últimamente he escuchado unos testimonios bien tremendos, los cuales me ha hecho pensar que ante el hecho de ser escogido para cumplir el propósito de Dios, nada podrá detener lo que ha sido decretado para tu vida. Sus sueños, promesas y propósitos se cumplirán en tu vida y nada podrá impedir el cumplimiento de Su palabra, ni la muerte. Ni siquiera tú podrás ser piedra de tropiezo para los planes que el Señor tiene para ti.
Mira lo que dice la Palabra al respecto:
“Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué” (Jeremías 1:5 – RVR1960).
Hay dos aspectos que podemos destacar de este pasaje:
Primero: Fuiste predestinado desde el principio.
Quiere decir que Dios te escogió desde mucho antes. Antes de haber sido formado en el vientre de tu madre, Él vio algo en ti que ni siquiera tú mismo has visto aún, tampoco los demás. Romanos 8:30 – RVR1960 dice, “y a los que predestinó, a estos llamó”. En ti hay un fuerte llamado para cumplir ese propósito especial en este mundo y nada podrá detenerlo. Es por eso que en ti hay tanto potencial, hay dones y es como si hubieras venido completamente equiparado para cumplir una misión, ¿no es así?. Y, ¿sabes por qué Jehová Dios lo hizo? Para: (1) Realizar Su obra, (2) Darte un propósito en esta vida, y (3) Cumplir a cabalidad con ese propósito por el cual fuiste escogido y llamado con nombre propio.
Segundo: Fuiste santificado para una obra.
La palabra para santificación en hebreo es qadash, la cual se traduce como “santo” o “apartado”. En griego es hagios, y es traducida como “santo o apartado”. En ambas lenguas, hay algo en común, lingüísticamente hablando: apartado. Entre tantos miles, fuiste separado para llevar a cabo una gran misión, y fuiste predestinado para hacerlo, pudo haber sido alguien más, pero a Dios le plació que fueras tú y solamente tú. Tal vez por eso en ocasiones te preguntas por qué en ti hay algo distinto, y es porque Dios ha depositado en ti Sus sueños, planes y propósitos. Mira lo que dice Jeremías 29:11 – LBLA, “porque yo sé los planes que tengo para vosotros” —declara el Señor— planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza”. En esta versión me gusta la palabra planes, y eso es lo que Dios justamente ha hecho contigo: planes de bien, para darte una esperanza de vida, y de vida en abundancia.
Hace poco escuchaba a un pastor dar su testimonio en mi congregación. Y él decía que cuando su padres estaban a punto de separarse, su madre quedó embarazada. Y decía que el embarazo no era una opción para salvar ese matrimonio que ya estaba bastante deteriorado. Así que su madre intentó abortar en más de diez ocasiones, sin éxito. Lo último que intentó fue ir de viaje a un pueblo cuya carretera destapada podría desprenderle a ese ser que llevaba en su vientre. Para su sorpresa, cuando consultó al ginecólogo después de esta travesía, la buena nueva era que el bebé estaba bien, y nada le había pasado. Era tan tremendo lo que Dios había decretado para este bebé que su propósito no acabaría con su muerte, pues ese bebé sería un restaurador de matrimonios, curiosamente nació bajo esa circunstancia, ¿no es así?. Esos son los planes que tiene el Señor.
Nada podrá detener lo que Dios ya decretó para tu vida, no hay muerte física que lo detenga, “ninguna arma forjada contra ti prosperará” (Isaías 54:17 – RVR1960), “porque será cosa tremenda la que yo haré contigo” (Éxodo 34:10 – RVR1960) te afirma el Señor en este día. Así que si has estado dándole vueltas al asunto es mejor que le permitas al Señor cumplir esos planes de bienestar que tiene para ti. Dios te bendiga sobreabundantemente en este hermoso día, y declaro hoy que el propósito por el cual fuiste predestinado y llamado se cumplirá en tu vida y nada lo podrá detener, en el nombre de Jesús, amén.
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Bajo la guía del Espíritu Santo,
Sergio Meza Padilla