¿Te avergüenzas del Señor?

He escuchado conversaciones en las que las creyentes abiertamente no declaran su fe, sino que, por el contrario, es como si tuvieran vergüenza de admitir que fueron llamados por aquel que obedientemente dio sus vida por todos nosotros, pues finalmente su sacrificio en la cruz no fue solo para el pueblo escogido de Israel, sino que el Padre pensó en un plan de redención para toda la humanidad. Estos creyentes es como si gozaran de la aprobación de hombres para admitir su fe, pero solo en ciertos contextos. Y no debemos caer en esa trampa, la Biblia nos recuerda las Palabras del Señor Jesús: “cualquiera que se avergüence de Mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre también se avergonzará de él, cuando venga en la gloria de su Padre” (Marcos 8:38 LBLA).

Hubo un personaje bíblico que caminó con el Señor Jesús y que le prometió al Señor lo siguiente: “Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte” (Lucas 22:33 RVR1960), pero no mantuvo esa promesa. Les hablo del Apóstol Pedro quien en algún momento de su vida llegó a sentir vergüenza de su Maestro. Sé que hay personas que hicieron lo que Pedro al momento de ser arrestado el Señor Jesús, mira lo que dice la Biblia: “y prendiéndole, le llevaron, y le condujeron a casa del sumo sacerdote. Y Pedro le seguía de lejos” (Lucas 22:54 RVR1960). ¿Cómo está tu condición espiritual que te has sentido avergonzado de tu fe? Algo me llama poderosamente la atención de esta historia es que, “Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente” (Lucas 22:62 RVR1960) dice la Biblia, lo cual nos indica que hubo un arrepentimiento genuino en su corazón por causa de esta conducta de negar a Jesús. Si públicamente has negado tu fe y has tenido el mismo comportamiento de Pedro, aún hay tiempo para cambiar tu destino y hacer lo propio frente a esta situación, ¿qué nos exhorta a hacer la Palabra? “si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad” (1 Juan 1:9 NBD), esto es lo que debemos hacer si le hemos fallado al Señor en públicamente admitir que Él es el dueño de nuestras vidas.

Los pensamiento de vergüenza no provienen del Padre, más bien provienen de alguien que no desea que tengas comunión con el Padre y ¿sabes quién es? El enemigo. No sé cómo esté tu condición espiritual, tampoco sé cómo está tu relación con Dios, pero sí te puedo decir que si has sentido vergüenza de profesar tu fe, debes arrepentirte y pedirle perdón al Señor, no vaya ser que luego seas tu de quien Él se avergüence delante del Padre cuando venga en Su gloria. Espero que este mensaje haya hablado a tu día de formal especial. Si quieres ser de bendición, no olvides compartir tus contactos este mensaje.

Bajo la guía del Espíritu Santo,

Sergio Meza Padilla

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