Toma tu cruz

Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Marcos 8:34.

¿Qué significa tomar la cruz? ¿A qué cruz se refiere el Maestro? En el caso del joven rico, por ejemplo, mucha gente piensa que la cruz es la pobreza: el joven “tendría” que renunciar al dinero y hacerse pobre, para seguir a Jesús. Es una buena deducción, pero no es correcta. Tener dinero nunca fue problema para seguir a Jesús. Hoy, Jesús no pide a nadie que renuncie a su dinero, o a su

profesión o a su familia, para seguirlo. La expresión “Tome su cruz” está explicada por la frase anterior, y que dice: “Niéguese a sí mismo”. Negarse a sí mismo no es fácil; tomar la cruz, de alguna forma, puede serlo. Negarse a sí mismo es despojarse del deseo de hacer las cosas como a uno le parece; es volverse un hombre de Dios; aprender a depender de él, a ser humilde, manso, a guiar a las personas por el poder del amor, y no por el poder de la fuerza.

Para que eso sea una realidad, es necesario levantarse temprano y depo¬ner el alma a los pies de Cristo. No se trata solo de un discurso bonito: no es asunto solo de palabras, sino de vida.

Tú puedes decir muchas cosas bonitas, pero si la dependencia de Dios, en tu vida, es solo teórica, se notará en el momento en que la crisis aparezca. Porque, entonces, “en el nombre de Dios” querrás hacer las cosas como tú quieres. Y, de tanto usar la expresión “en el nombre de Dios”, pasarás a creer que realmente estás haciéndolo en el nombre de Dios, cuando lo estás haciendo, en realidad, en tu propio nombre.

El versículo de hoy empieza relatando que Jesús llamó a las personas y a sus discípulos. Quiere decir que este consejo se aplica atodos los seres hu¬manos; sirve para todas las circunstancias, a pesar de las culturas, los países, las razas o el tipo de actividad que se realice.

Haz de este día un día de servicio, en tu vida. Pregúntate en qué puedes mejorar; en qué necesitas crecer; qué tienes que pulir y dónde necesitas que Dios trabaje en ti. Recuerda que la vida Cristiana involucra crecimiento, y que el crecimiento es un proceso que demanda tiempo. Ten paciencia con¬tigo, pero no te quedes parado en el mismo lugar: lo que lograste hasta hoy está bien para hoy, pero ya no estará bien para mañana; mañana será otro día, y debes haber crecido.

No salgas, para tus actividades hoy, sin recordar: “Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”.

 

DIOS TE BENDIGA,

 

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