Dios no es hombre, para que mienta,
         ni hijo de hombre, para que se arrepienta.

El Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación.

Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos.

Escudo y baluarte es su fidelidad.

De la misma manera Dios, deseando mostrar más plenamente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su propósito, interpuso un juramento, a fin de que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, seamos grandemente animados los que hemos huido para refugiarnos, echando mano de la esperanza puesta delante de nosotros.

 Reconoce, pues, que el SEÑOR tu Dios es Dios, el Dios fiel, que guarda su pacto y su misericordia hasta mil generaciones con aquellos que le aman y guardan sus mandamientos;

Todas las sendas del SEÑOR son misericordia y verdad para aquellos que guardan su pacto y sus testimonios.

Bienaventurado aquel cuya ayuda es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en el SEÑOR su Dios, que hizo los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; que guarda la verdad para siempre;

Nu. 23:19   Stg.1:17   Heb. 13:8   Sal. 91:4   Heb.6:17,18   Dt.7:9   Sal.25:10; 146:5,6