GUIAME, O DIOS
Señor, enséñame tu camino.
Yo te haré saber y te enseñaré el camino en que debes andar; te aconsejaré con mis ojos puestos en ti.
Bueno y recto es el Señor; por tanto, El muestra a los pecadores el camino.
Dirige a los humildes en la justicia, y enseña a los humildes su camino.
Yo soy la puerta; si alguno entra por mí, será salvo; y entrará y saldrá y hallará pasto.
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.
Entonces, hermanos, puesto que tenemos confianza para entrar al Lugar Santísimo por la sangre de Jesús, por un camino nuevo y vivo que El inauguró para nosotros por medio del velo, es decir, su carne, y puesto que tenemos un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, teniendo nuestro corazón purificado de mala conciencia y nuestro cuerpo lavado con agua pura.
Conozcamos, pues, esforcémonos por conocer al Señor.
Todas las sendas del Señor son misericordia y verdad para aquellos que guardan su pacto y sus testimonios.
Sal. 27:11; 32:8; 25:8,9 Jn. 10:9; 14:6 Heb. 10:19-22 Os. 6:3 Sal. 25:10
DIOS ES MI GUIA, SIN EL NADA SOY