NUESTROS OJOS MIRAN AL SEÑOR


Bienaventurado el hombre que me escucha, velando a mis puertas cada día,
guardando los postes de mis puertas.

 

Como los ojos de los siervos miran la mano de sus señores, y como los ojos de la sierva, la mano de su señora, así nuestros ojos miran a Jehová, nuestro Dios, hasta que tenga misericordia de nosotros.

Esto será el holocausto perpetuo que todas vuestras generaciones ofrecerán a la puerta del Tabernáculo de reunión, delante de Jehová, en el cual me reuniré con vosotros, para hablaros allí.

En todo lugar donde yo haga que se recuerde mi nombre, vendré a ti y te bendeciré.

Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque también el Padre tales adoradores busca que lo adoren. Dios es Espíritu, y los que lo adoran, en espíritu y en verdad es necesario que lo adoren.

Orad en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu.

Orad sin cesar.

 

Prov.8:34  Sal.123:2  Ex.29:42; 20:24  Mt.18:20  Jn.4:23,24  Ef.6:18  I Ts.5:17


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  1. ma. carmen moran

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