Un corazón agradecido

corazon
Cómo mantener la perspectiva correcta en tiempos difíciles
Gratitud es uno de los aspectos más importantes de la vida cristiana. Sea que lo sepamos o no, esta actitud no sólo tiene la capacidad de prepararnos para manejar las situaciones difíciles; también es un elemento fundamental para tener contentamiento, esperanza y paz.

No todo lo que experimentaremos en la vida será agradable. Cuanto más vivamos, aumentarán las ocasiones que tendremos para enfrentar sufrimientos, sentimientos de pesar y desilusiones. He conocido a personas que, después de hablar con ellas durante unos minutos, terminan expresando profundos sentimientos de frustración. No entienden por qué sus vidas terminaron siendo tan diferentes a lo que habían imaginado.
Los planes que habían hecho con tanto entusiasmo, y sus sueños, fueron a parar en todo lo contrario de lo que esperaban.
“La última cosa que quiero hacer es darle gracias a Dios por la muerte de mi esposo”, dijo una señora.

“¿Cómo puedo estar agradecido?”, preguntó un joven estudiante. Se le había otorgado una beca, sólo para tener que renunciar a ella por causa de un intempestivo accidente. Es que tener un espíritu de gratitud no significa que nunca lucharemos con sentimientos de decepción y desánimo. Las grandes adversidades rara vez nos ponen una sonrisa en el rostro; sin embargo, aprender a mirar más allá de la tristeza a Aquél que conoce y comprende nuestros sentimientos, nos proporciona la firme seguridad de que no estamos solos, y de que nos abriremos paso a través de la oscuridad más profunda.
declarar Su bondad
En uno de los momentos de mayor abatimiento en su vida, David escribió: “Bueno es alabarte, oh Jehová, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo; anunciar por la mañana tu misericordia, y tu fidelidad cada noche” (Sal. 92:1, 2). Las personas a quienes el Señor ha enseñado a ser agradecidas, tienen un enfoque diferente. En vez de estar centradas en su “yo”, su mirada está centrada en Dios. A través del proceso de hacerle frente a la adversidad, han recibido un destello de la perspectiva divina. Y han descubierto que Dios es nuestro Salvador y Dios de toda consolación. Él entiende nuestros sentimientos de frustración y de depresión, pero quiere levantarnos para que podamos conocerle mejor y hablar a los demás de Su fidelidad.
Lo único que David podía ofrecer a los demás era la piedra angular de su vida, es decir, su fe en Dios. Amaba al Señor, a pesar de no entender la razón por la que su vida había dado un giro tan terrible. ¿No se suponía que él era el rey? ¿Por qué tuvo que morir su mejor amigo? ¿No debía él tener la oportunidad de vivir con paz y seguridad? No en esos momentos.
En varios de los libros que he escrito, menciono el período en que estuve sufriendo de una profunda tristeza. Recuerdo que me levanté una mañana, abrumado por sentimientos de desánimo. El dolor emocional que sentía era grande, por lo que caí de rodillas junto a mi cama y comencé a orar: “Señor, no entiendo por qué estoy enfrentando esto. ¿No hay una manera de ponerle fin a todo esto? Haz algo”.
El Señor respondió, pero Su solución no fue cambiar mi situación. Simplemente sentí Su cercanía mientras susurraba tres palabras a mi corazón y a mi mente: “Confía en mí”. Estas tres palabras hicieron más de lo que pudieran haber hecho una docena de soldados. Me puse de pie y comencé ese día con una nueva sensación de dirección y esperanza. Dios había oído mi oración, y sabía lo que me estaba pasando. Aunque el Señor pudo haber optado por aliviar mi angustia, quiso que supiera que estaba al tanto del problema y que podía confiar en Él porque Dios es soberano y todopoderoso, y me ama con un amor eterno.
A partir de ese momento, me propuse tener un corazón agradecido. No puedo decir que he disfrutado de todas mis circunstancias, porque algunas han sido dolorosas. Pero sí puedo decir que mi actitud cambió. En vez de acercarme a Dios con una lista de “¿no sabes?”, tales como: “Señor, ¿no sabes que esto es difícil? ¿No sabes que estoy sufriendo? ¿No sabes que la gente está hablando mal de mí? ¿No sabes que me siento derrotado?”, voy a Él con un corazón sincero y le pido que me muestre cómo debo responder. También le pedí al Señor que me revelara lo que Él quería enseñarme durante ese tiempo de adversidad.
Al cambiar mi perspectiva, comencé a dar gracias a Dios por haberme permitido pasar por ese valle. Me di cuenta de que cuanto mayor era el dolor, más cerca estaba yo de Él. Estaba aprendiendo a confiar en el Señor para todo, incluso para las cosas que había acostumbrado hacer por mi cuenta. Él siempre había estado en el centro de mi vida, pero ahora el Señor estaba haciendo más nítido mi enfoque. Yo no quisiera pasar nuevamente por esa experiencia, pero no le pediría a Dios que cambiara un solo detalle. El dolor que experimenté fue perfectamente diseñado para acercarme más al Señor.
decidido a mostrar gratitud
Cuando la vida de Job se vio llena de problemas serios, la Biblia dice que él “se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró [al Señor, diciendo]: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:20, 21). La Biblia hace constar que Dios tomó nota de la fidelidad de Job: “En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno” (v. 22).
Job no estaba alegre por lo que le había sucedido. Su dolor era real, y muy agudo. Dios sabe que cuando la adversidad nos golpee, sentiremos lo mismo. Pero Él quiere que veamos lo provechoso que resulta responder con fidelidad, en vez de hacerlo con miedo o ansiedad. Job tenía sólo una opción, la opción que lleva a adorar y alabar a Dios, no por la tragedia, sino por Su fidelidad.
Si su vida da un giro diferente al que espera, ¿cómo pudiera usted tener una actitud de agradecimiento?
En primer lugar, tenga en cuenta que Dios conoce y entiende su situación. Él permitió que la tragedia, la frustración o la tristeza le golpearan. Pero usted puede elegir responder con fidelidad. Después de recibir la noticia de que tenía cáncer, el ex Secretario de Prensa de la Casa Blanca, Tony Snow, escribió lo siguiente en un artículo que apareció en Internet: “No debemos pasar mucho tiempo tratando de responder los ‘por qué’. No podemos encontrar respuestas a muchas de las cosas que nos ocurren, nuestras preguntas a menudo son una expresión de angustia en búsqueda de respuestas”.
“No sé la razón por la qué tengo cáncer, y no me importa mucho saberlo. Es lo que es, una verdad sencilla e indiscutible… Nuestras enfermedades expresan un aspecto que es central a nuestra existencia. Somos criaturas caídas. Somos imperfectos. Nuestros cuerpos colapsan. Pero, a pesar de esto, Dios ofrece la posibilidad de la salvación y de la gracia. No sabemos cómo terminarán nuestras vidas, pero sí nos toca decidir cómo vamos a utilizar el tiempo que hay entre el ahora y el momento cuando nos enfrentemos cara a cara con nuestro Creador”.
En segundo lugar, tenemos que ser honestos con nuestras circunstancias. Es posible que no cambien de la noche a la mañana. Pero cuando aprendemos a verlas desde la perspectiva divina, podremos soportar el plan de Dios sin cuestionar Su cuidado, Su fidelidad y Su amor.
En tercer lugar, reconozca que algunos versículos de la Biblia que tienen que ver con el agradecimiento, son mucho más fáciles de memorizar que de aplicar. Dios sabe que usted sentirá derrotado, pero eso no es lo mejor que Él tiene para usted. En 1 Tesalonicenses 5:16-18, el apóstol Pablo escribió: “Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”. El apóstol tuvo también el mismo pensamiento en Efesios 5:20, cuando escribió: “dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”3. Las tres palabras que muchas personas no notan cuando leen estos versículos son “siempre” y “en todo”. En realidad, no se dan cuenta de la magnitud de lo que Dios está diciendo. Uno de sus mayores deseos es que experimentemos la libertad y el gozo que surgen del hecho de poder “dar gracias en todo”. Pero no podemos hacerlo si estamos enredados por sentimientos de animosidad, de amargura y de pesadumbre.
Finalmente, tenemos que entregarle nuestro dolor al Señor. La mañana que caí de rodillas clamando a Dios, fue un momento crucial en mi vida. Siempre había dicho a las personas que libraran sus batallas de rodillas, y el consejo demostró ser efectivo una vez más. Mientras nos mantengamos de pie y con los puños cerrados, nos podremos levantar nuestro corazón en acción de gracias al Señor, ni podremos abrir las manos a Él en alabanza.
¿Cuántas personas conoce usted, que le hacen sonreír por dentro cuando piensa en ellas? Si lo analiza, es probable que las vidas de esas personas rebosen de gratitud. Probablemente han pasado por tiempos difíciles de graves problemas, pero hay en ellas un sentimiento de contentamiento, de gozo y de paz que usted quisiera tener en su vida. Usted puede experimentar ese mismo sentimiento, ya que todo comienza con reconocer su necesidad de Jesucristo. Una vez que usted se da cuenta de que no puede hacer nada sin la ayuda de Dios, tendrá un agradecimiento tal, que querrá hablar a todo el mundo de la bondad y de la misericordia del Señor. La mujer que llegó sola al pozo para sacar agua, estaba vacía. Su vida era un desastre, y su reputación estaba destruida. Pero Jesús se encontró con ella en la situación que vivía, y le ofreció el agua de vida que había de satisfacer todos sus anhelos (Jn. 4:10).

Comparte:


Ultimos comentarios
  1. AUGUSTO ARANGO.

Dejar comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked *