DORMIRAS EN PAZ

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Cuando te acuestes no tendrás temor,
         sí, te acostarás y será dulce tu sueño.

Se levantó una violenta tempestad, y las olas se lanzaban sobre la barca de tal manera que ya se anegaba la barca. El estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal.

Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús.

En paz me acostaré y así también dormiré; porque sólo tú, SEÑOR, me haces habitar seguro.

Pues que a su amado dará Dios el sueño.

Y mientras apedreaban a Esteban, él invocaba al Señor y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Y cayendo de rodillas, clamó en alta voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Habiendo dicho esto, durmió.

Ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.

   

Pr. 3:24   Mr. 4:37,38   Fil. 4:6,7   Sal. 4:8;  127:2   Hch. 7:59,60   II Co. 5:8

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