Porque el Señor da la sabiduría; conocimiento y ciencia brotan de sus labios.

Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia.

Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie.

Pues la locura de Dios es más sabia que la sabiduría humana, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana.

Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos a fin de que en su presencia nadie pueda jactarse.

La exposición de tus palabras nos da luz, y da entendimiento al sencillo.

En mi corazón atesoro tus dichos para no pecar contra ti.

Todos dieron su aprobación, impresionados por las hermosas palabras que salían de su boca.

¡Nunca nadie ha hablado como ese hombre!

Gracias a él ustedes están unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho nuestra sabiduría —es decir, nuestra justificación, santificación y redención.

Pr.2:6; 3:5   Stg.1:5   I Co.1:25,27,29   Sal.119:130,11   Lc.4:22   Jn.7:46   I Co.1:30