LA MUERTE ESTA VENCIDA

 

 

para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte.

Nuestro Salvador Cristo Jesús, quien abolió la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por medio del evangelio.

El destruirá la muerte para siempre; el Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, y quitará el oprobio de su pueblo de sobre toda la tierra, porque el Señor ha hablado.

Cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Devorada ha sido la muerte en victoria. ¿Dónde está oh muerte, tu victoria? ¿Dónde, oh sepulcro, tu aguijón? El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley; pero a Dios gracias, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.

No nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.

Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento.

   

Heb.2:14   II Ti.1:10   Is.25:8   I Co.15:54-57   II Ti.1:7   Sal.23:4

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