LOS HUMILDES

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Dirige a los humildes en la justicia, y enseña a los humildes su camino.

Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra.

Vi además que bajo el sol no es de los ligeros la carrera, ni de los valientes la batalla; y que tampoco de los sabios es el pan, ni de los entendidos las riquezas, ni de los hábiles el favor, sino que el tiempo y la suerte les llegan a todos.

La mente del hombre planea su camino, pero el Señor dirige sus pasos.

A ti levanto mis ojos, ¡oh tú que reinas en los cielos! He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de su señor, como los ojos de la sierva a la mano de su señora, así nuestros ojos miran al Señor nuestro Dios hasta que se apiade de nosotros.

Enséñame el camino por el que debo andar, pues a ti elevo mi alma.

Oh Dios nuestro, ¿no los juzgarás? Porque no tenemos fuerza alguna delante de esta gran multitud que viene contra nosotros, y no sabemos qué hacer; pero nuestros ojos están vueltos hacia ti.

Si alguno de vosotros se ve falto de sabiduría, que la pida a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.

Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad.

Sal.25:9   Mt. 5:5   Ec. 9:11   Pr. 16:9   Sal.123:1,2;  143:8   II Cr. 20:12   Stg. 1:5   Jn. 16:13

 

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