TODO LO PUEDO

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El espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.

 

 Ciertamente, siguiendo la senda de tus juicios, oh Señor, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el anhelo del alma. En la noche te desea mi alma, en verdad mi espíritu dentro de mí te busca con diligencia.

Porque yo sé que en mí, es decir, en mi carne, no habita nada bueno; porque el querer está presente en mí, pero el hacer el bien, no.

 Porque en el hombre interior me deleito con la ley de Dios, pero veo otra ley en los miembros de mi cuerpo que hace guerra contra la ley de mi mente, y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mis miembros.

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Nuestra suficiencia es de Dios,

Te basta mi gracia.

 

Mt. 26:41   Is. 26:8,9   Ro. 7:18, 22, 23  Gal. 5:17   Fil. 4:13   II Co. 3:5; 12:9

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