¿Para sus enemigos?

Más Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aun
pecadores, Cristo murio por nosotros.
Romanos 5:8

Durante la guerra civil americana había un fiel predicador del evangelio llamado Pedro Miller. vivía cerca de un compañero que le odiaba intensamente por su vida cristiana y por su testimonio. De hecho, este hombre se le opuso violentamente y ridiculizaba a sus seguidores. Un día, este incrédulo fue hallado culpable de traición y fue sentenciado a muerte. Habiendo oído esto, Pedro se fue a pie a interceder por la vida de este hombre ante George Washington.

El general le recibió y escuchó la sincera petición del predicador, pero le contestó que no creía que debía perdonar a su amigo.
¿Mi amigo? el no es mi amigo – contesto – Miller, ! !En realidad
es mi peor enemigo! ¿Que? – dijo Washington -, ¿Has caminado cien
kilómetros para salvar la vida de tu peor enemigo? Esto, según  mi juicio, pone las cosas bajo otro punto de vista.

Te concederé lo que has pedido. Con la indulgencia en la mano, Pedro llego hasta el lugar donde su vecino había de ser ejecutado en el mismo momento en que el prisionero se dirigía al patíbulo. Cuando el traidor vio a Miller, exclamo: el viejo Pedro Miller ha venido para tener su venganza al verme morir. Pero se asombró al
ver al predicador salir de entre la multitud y entregar el indulto que había de salvar su vida.

Amigos y hermanos, ¿Podemos acaso olvidar que Cristo nació con el propósito primordial de obtener el perdón para sus enemigos? su encarnación hizo posible su muerte para aquellos que le habían vuelto la espalda. El centro de su amor fue una raza rebelde de consumados pecadores. Vino a salvar a todos aquellos que están separados de Dios por sus propias transgresiones. Vino por nosotros, !sus enemigos!

Cristo se hizo maldito por nosotros, para quitar la maldición de nosotros.
Romanos 5: 1 -11

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