Apariencias
Hay un adagio popular que reza, las apariencias engañan y es que, la naturaleza del hombre es fijarse inmediatamente en aquello que le llama la atención, sin tener en cuenta otros aspectos que, probablemente, suelen tener igual importancia, pero que obviamos por razones diversas. Por ejemplo, en el libro de Génesis, Lot se dejó seducir por la llanura que vieron sus ojos porque le “convenía” en cierta forma, pero lo que obvio era el hecho de que prácticamente estaba en Sodoma y Gomorra, tierra de pecado y de perdición. Como creyentes, debemos tener mucho cuidado con aquello que nuestros ojos naturales puedan ver, pues podría ser engañoso. Nuestra mirada debe estar puesta en lo que va más allá.
Mira lo que la Palabra de Dios dice respecto a este tema: “y Jehová respondió a Samuel: no mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón” (1 Samuel 16:7). Dios nos enseña algo poderoso en este día: no nos fijemos en el aspecto físico, sino en lo que va más allá del mismo, en este caso en el corazón. Cuando el profeta Samuel fue en búsqueda del reemplazo de Saúl pensó que el parecido físico era lo que realmente importaba en ese asunto y se dejó seducir, al igual que Lot, por lo que sus ojos estaban viendo: un hombre bien parecido, buen mozo, etc. La verdad eso no es lo que el Señor mira, tampoco es lo más importante para Él. Y lo dejó claro al decirle a Samuel: Jehová no mira lo que el hombre mira. Las apariencias engañan y detrás de ese personaje buen mozo puede haber alguien siniestro, pero como Dios no puede ser engañado, lo que Él sí mira es el corazón de cada uno, ese pequeño lugar donde están los secretos más ocultos, los pensamientos, las emociones, etc, ese es el lugar al que Dios le presta atención y centra su mirada.
Sé que no somos como Dios y no podemos ver lo que hay en el corazón de una persona, pero sí podemos pedirle que nos guíe, que nos muestre, que nos revele. Cuando incluimos a Dios en nuestros asuntos, podemos sentir Su respaldo. Proverbios 3:5 NTV dice, “confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento”. Ten cuidado de las apariencias, pueden ser engañosas, así como el corazón. Espero que este mensaje haya llegado a tu vida en el momento justo y apropiado. Dios te bendiga sobreabundantemente, no olvides ser de bendición, comparte.
Bajo la guía del Espíritu Santo,
Sergio Meza Padilla