Dios ha escogido lo débil del mundo, para avergonzar

a lo que es fuerte.

Pero los hijos de Israel clamaron al Señor, y el Señor les levantó un libertador, a Aod,  el cual era zurdo. Después de Aod vino Samgar, el cual hirió a seiscientos filisteos con una aguijada de bueyes; y él también salvó a Israel.

Y el Señor lo miró, (a Gedeón) y dijo: Ve con esta tu fuerza, y libra a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te he enviado yo? Y él respondió: Ah Señor, ¿cómo libraré a Israel? He aquí que mi familia es la más pobre en Manasés, y yo el menor de la casa de mi padre.

Y el Señor dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es demasiado numeroso… no sea que Israel se vuelva orgulloso, diciendo: “Mi propia fortaleza me ha librado.”

No por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu”–dice el Señor de los ejércitos.

Hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza.

I Co. 1:27   Jue 3:15, 31; 6:14,15; 7:2   Zac. 4:6   Ef. 6:10