SIEMPRE TE AYUDARÉ
Me invocará, y le responderé;
yo estaré con él en la angustia;
lo rescataré.
Jabes invocó al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si en verdad me bendijeras, ensancharas mi territorio, y tu mano estuviera conmigo y me guardaras del mal para que no me causara dolor! Y Dios le concedió lo que pidió.
Pide lo que quieras que yo te dé. Entonces Salomón dijo a Dios: Tú has mostrado gran misericordia con mi padre David, y me has hecho rey en su lugar. Dame ahora sabiduría y conocimiento, para que pueda salir y entrar delante de este pueblo; porque, ¿quién podrá juzgar a este pueblo tuyo tan grande?
Dios dio a Salomón sabiduría, gran discernimiento y amplitud de corazón como la arena que está a la orilla del mar.
Asa invocó al SEÑOR su Dios, y dijo: SEÑOR, no hay nadie más que tú para ayudar en la batalla entre el poderoso y los que no tienen fuerza; ayúdanos, oh SEÑOR Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos y en tu nombre hemos venido contra esta multitud. Oh SEÑOR, tú eres nuestro Dios; que no prevalezca hombre alguno contra ti. Y el SEÑOR derrotó a los etíopes delante de Asa y delante de Judá, y los etíopes huyeron.
¡Oh tú, que escuchas la oración! Hasta ti viene todo hombre.
Sal. 91:15 I Cr. 4:10 II Cr. 1:7,8,10 I R. 4:29 II Cr. 14:11,12 Sal: 65:2