NO NOS CANSAMOS DE HACER EL BIEN
Maestro, hemos estado trabajando toda la noche y no hemos pescado nada, pero porque tú lo pides, echaré las redes.
Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
El reino de los cielos también es semejante a una red que se echó en el mar.
Porque si predico el evangelio, no tengo nada de qué gloriarme, pues estoy bajo el deber de hacerlo; pues ¡ay de mí si no predico el evangelio!
A los débiles me hice débil, para ganar a los débiles; a todos me he hecho todo, para que por todos los medios salve a algunos.
Y no nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos.
Así será mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mí vacía sin haber realizado lo que deseo, y logrado el propósito para el cual la envié.
Así que ni el que planta ni el que riega es algo, sino Dios que da el crecimiento.
Lc. 5:5 Mt. 28:18-20; 13:47 I Co. 9:16,22 Gal. 6:9 Is. 55:11 I Co. 3:7